El espíritu de superación aflora en el 25 aniversario de
Tous
JAVIER REIGADAS ABC
21 Octubre 2007
VALENCIA. Cárcer, Carcaixent, Alzira, Sumacárcer,
Gavarda... y Tous, siempre Tous, la localidad que da el
nombre a la presa seguramente más famosa de España. Los
habitantes de las comarcas de las dos Riberas, La
Costera y La Safor se despertaron ayer con una sensación
extraña en sus cuerpos.
Por la televisión y demás medios de comunicación
llevaban semanas viendo imágenes y oyendo testimonios de
la trágica riada de 1957 hace ya medio siglo. Y,
precisamente ayer, tenían que conmemorar -que nunca
celebrar- el 25 aniversario de la «pantanada», de su
«pantanada», teniendo todavía en la memoria muy frescos
los hechos del puente del Pilar, por los cuales más de
uno revivió el pasado.
Salir de las casas
La pesadilla volvía a instarse en la mente de estos
valencianos. Pero la vida continúa. Los recuerdos no
quedaron atrás, porque la vivencia está todavía muy
actual en sus vidas, en sus sueños. Aún con todo,
miraron hacia el cielo, hacia el cauce del río y
decidieron salir de sus casas, algunos santiguándose
primero. «Lo pasado, pasado está», mascullaba alguno no
sin demasiada creencia interna.
Lo dijo alto y claro el presidente de la Diputación de
Valencia, Alfonso Rus, quien en los actos conmemorativos
con motivo de ese triste 25 aniversario en las
poblaciones de Cárcer, Carcaixent y Alzira indicó que
«venimos a recordar a las víctimas del 20 de octubre de
1982, a ratificar el compromiso de la insititución
provincial y a celebrar el espíritu de superación de los
pueblos afectados».
Eso es lo que queda tras un cuarto de siglo
lamentándose. El espíritu de superación que siempre ha
caracterizado a estas comarcas y la esperanza de que hoy
en día -eso es lo que aseguran los expertos, aunque los
lugareños no están muy convencidos- no volvería a
ocurrir una desgracia de tamaño disparate.
La inauguración de un monolito a las víctimas -casi una
treintena- en Alzira y el grito unánime para que se
condone los créditos pendientes de los damnificados -la
pesadilla económica, al igual que la mental, aún no ha
desaparecido- fueron las notas dominantes de una jornada
triste en la capital de La Ribera Alta.
Discurso emotivo
El amargo momento también se recordó en Carcaixent,
donde el que fuera alcalde en ese 20 de octubre de 1982
negro, Vicente Pla, articuló como pudo un emotivo
discurso en memoria de los fallecidos. Y lanzó un
mensaje de esperanza y volvió a asegurar que la
evolución de medios técnicos y humanos experimentado en
el transcurso de estos 25 años deben transmitir un hilo
de confianza a los más pesimistas, quienes se aferran a
la teoría de los ciclos naturales para pronosticar otra
debacle.
No fue un día alegre, pero nadie pretendía que lo fuera.
Era el 25 aniversario de un siniestro horrible y
lamentable y el recuerdo, aunque no devuelve vidas,
dignifica su memoria. Y cada hombre y mujer volvió a su
casa para despertarse hoy con un día mejor. Seguro.