Las
Provincias
18 de
Diciembre de
2006
El río Júcar, a pesar en su deficiente estado
actual, tiene una importancia sublime para la economía valenciana.
De sus aguas se nutren 55.000 hectáreas de regadío, el 15 % del
total de la Comunitat. Además, sólo de sus aguas superficiales se
alimentan la Ribera, la Alta y la Baixa. Pero en un futuro, cuando
esté acabado el trasvase al Vinalopó y siempre que haya excedentes,
aliviará los secos campos de Alicante con una estimación de aporte
de 80 hectómetros cúbicos año para regar 37.730 hectáreas que
beneficiarán a unos 15.000 agricultores.
También ayuda en el abastecimiento de Valencia
con el canal Júcar-Turia, que se alimenta directamente del embalse
de Tous. Este canal de 60 kilómetros transporta 32 metros cúbicos
por segundo de agua para el consumo de los 1,4 millones de
habitantes del área metropolitana de Valencia y los 60.000 de
Sagunto. Además irriga 25.000 hectáreas, incluidas en la cifra
total.
Además el Júcar sirve de soporte vital para
mantener el nivel fluvial de una Albufera cada vez más agonizante,
sobreexplotada y diezmada por la acción humana.
La Albufera es todavía hoy una de las zonas
húmedas de mayor importancia de España y que identifica mejor la
forma de vida e idiosincrasia de los valencianos. Una prolongada
disminución de su caudal podría poner en serio peligro su espacio y
la subsistencia de las marjales, ullals y arrozales, base primordial
de la agricultura, alimentación y desarrollo.
La situación del lago de la Albufera ha
atravesado este verano una situación crítica en cuestión de nivel de
aguas en todo el humedal. Según fuentes del Parque Natural, “esta
situación se ha normalizado ahora gracias al aporte providencial de
las últimas lluvias”.
Pero, además de la sequía, el otro pilar maldito
del río es la grave contaminación que sufre al discurrir por los
municipios de Villanueva de Castellón, la Pobla Llarga, Carcaixent y
Alzira. La demora en la construcción de la depuradora, que se
inaugurará en 2007 y los vertidos incontrolados hicieron que en
septiembre aparecieran miles de peces muertos, primero en Alzira y
más tarde en Sueca.
Antes de entrar en la Comunitat, la cuenca
hidrográfica del Júcar atraviesa un sinfín de hermosos y singulares
paisajes. Sin embargo la acción del hombre ha dejado huella en su
recorrido. La central hidroeléctrica de Cofrentes y la central de
Cortes II, causante de la inundación el tramo del río entre la mola
de Cortes y el castillo de Xirell, son dos ejemplos de este impacto.
Claro que partir de Cortes y hasta Millares y Dos
Aguas, el Júcar vuelve a su forma primaria con espectaculares
paisajes donde confluyen meandros, arboledas y hasta una garganta de
400 metros de caída libre sobre paredes abruptas. Desde Millares
corre por el estrecho fluvial de la Cerrada para verter sus aguas en
el pantano de Tous.
El Júcar entra en la Ribera
Desde la presa de Tous el Júcar entra en la comarca de la
Ribera, a apenas 30 kilómetros del Mediterráneo. Sumacàrcer y Tous
son los primeros términos por donde discurre.
Tous toma distancia de su lecho fluvial a raíz de
la construcción del pantano que se ubicó en el valle de la comarca
de la Canal de Navarrés, hoy anegado y que obligó en 1971 a que su
núcleo poblacional se trasladase a un nuevo enclave creado en la
partida de la Garrofera de Alzira. Es así como el legado
generacional del municipio de Tous con la proximidad del río Júcar y
su devenir histórico rompe su vínculo de siglos.
Sumacàrcer continúa a su vera, testigo de su
paulatino deterioro marcado por el cambio climático y un caudal cada
vez más escaso propiciado por los terrenos de secano de la Mancha
Occidental convertidos en nuevos regadíos.
La calidad de las aguas del Júcar a su paso por
Sumacàrcer es buena, porque vienen del pantano. El municipio cuenta
con depuradora desde hace tres años que garantiza que las aguas
residuales lleguen limpias.
Txema Peláez, alcalde de Sumacàrcer, manifestó
que no hay contaminación ni antes ni después de Sumacàrcer, ‘‘pero
sí se viene notando una sequía que dura más de dos años y pone en
situación muy crítica su ecosistema”.
Sobre la realidad de Sumacàrcer, comentó que el
caudal mínimo ‘‘puede garantizar la vida de su fauna, pero si a la
poca agua se une la contaminación pasa lo que pasa y hemos sido
testigos en septiembre”. A lo largo de este verano y otoño se han
sucedido varias masivas mortandades de peces, las acaecida a su paso
por Alzira y en los términos municipales de Sueca y Polinyà de
Xúquer. “Vivimos de espaldas al Júcar. El río se ha utilizado como
un vertedero en las últimas décadas y esta aptitud ha de cambiar y
pronto”, comentó Peláez.
“Si queremos que el agua sea buena para nuestros
campos el río ha de tener en primer lugar caudal y luego estar en
las mejores condiciones posibles de salud. Es cuestión de
mentalidad. Es necesario un Júcar sano para mantener una agricultura
de calidad y que sirva además de reclamo turístico”, recalcó Peláez.
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