Lejos quedan ya en el tiempo los viajes masivos
que cada año protagonizaban decenas de miles de españoles con
destino a tierras francesas para participar en la vendimia, pero la
tradición aún perdura si bien muy atenuada en número. Este año,
apenas 10.000 trabajadores procedentes de España cruzarán los
Pirineos para trabajar en los viñedos galos de forma eventual,
cuando hace una década superaban los 100.000, de los cuales en torno
a 20.000 eran valencianos.
Sin embargo, en esta campaña, la cifra de
temporeros procedentes de la Comunitat Valenciana se situará en
torno a los 2.000, según los datos de UGT y CC OO. Carcaixent,
Alzira, Algemesí, Carlet, Tabernes, Cullera y Paterna son sus
poblaciones de origen, según un informe de UGT. Andalucía, con la
aportación de unos 7.000 braceros a la vendimia francesa, es la
autonomía española que sigue proporcionando más mano de obra agraria
al país vecino. A primera vista, puede parecer contradictorio que
los empresarios agrícolas españoles tengan que recurrir a
trabajadores extranjeros para poder cubrir sus necesidades
laborales, mientras que los ciudadanos españoles que sí están
dispuestos a trabajar en la agricultura prefieran hacerlo en
Francia.
La respuesta al enigma es, sin embargo, muy sencilla: se trata de
dinero. El coordinador de migraciones de la Federación Estatal
Agroalimentaria de CC OO, Manuel Delgado, explicó ayer en Alicante
que la situación apuntada se produce porque «las condiciones que hay
en Francia son infinitamente superiores». Tanto UGT como CC OO
aportan datos elocuentes al respecto: el salario mínimo
interprofesional francés, que entró en vigor el 1 de julio, es de
8,27 euros la hora, mientras que el salario medio por hora en el
campo español es de 5,47 euros, de tal manera que el sueldo por una
hora de trabajo en la vendimia francesa supera en un 51% al vigente
en España. Por una jornada de 8 horas en Francia se cobran 66,16
euros, mientras que en España sólo 47,87.
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