Aunque el 27 de noviembre de
2001 se presentó una instancia en el
Ayuntamiento por la que se designaba a la
empresa Clasica Urbana cómo delegada de
Eroski para la gestión del desarrollo
urbanístico del suelo comercial y se ofreció
la colaboración al Ayuntamiento para su
tramitación por gestión directa, este optó
por el procedimiento ordinario abriendo con
ello una peligrosa tendencia alcista en el
precio del suelo. Al fin y al cabo era lo
que querían quienes tergiversaron la
filtración a la prensa.
Las presiones de estos habían
aumentado la indecisión del equipo de
gobierno quienes, en una visión a corto
plazo, decidieron el camino menos
comprometido inicialmente, sin darse cuenta
de que acababan de activar una bomba de
relojería que podía hacer estallar el
proyecto en el momento más inoportuno. La
reparcelación o incluso la escritura pública
eran los momentos clave para un golpe de
mano especulativo, cómo se verá.
En este escenario sólo cabía procurar un
acuerdo de colaboración con la Agrupación de
Interés Urbanístico que iba a resultar
segura adjudicataria de la condición de
urbanizador, acuerdo que se consiguió a
finales del año después de muchas tensiones
y de convencer a los propietarios, con la
ayuda constante de la alcaldía, de que sin
acuerdo previo no había nada de nada. No
obstante y aunque se desbloqueaba la
tramitación, quedaban muchos cabos por atar.
Para empezar no pertenecían a
la AIU todos los propietarios afectados por
lo que algunos de ellos podían no verse
obligados por sus acuerdos y además no tenía
la estructura empresarial necesaria para
emprender determinadas acciones de tipo
mercantil, como la compra de terrenos, por
lo que se optó por la constitución de una
empresa denominada Carcaixent Nord S.A., que
asumiría la condición de urbanizador previa
cesión por la AIU, operación que debería
aprobarse por el Ayuntamiento.
La AIU confió la gestión
técnica y económica desde el principio a una
consultoría urbanística denominada Inicias,
fundada y dirigida por Paco Cholvi, antiguo
concejal de Vicente Pla, quien había
comenzado su actividad empresarial a la
sombra de la Generalitat de entonces, cerca
de la Plaza de Manises. En su empresa habían
trabajado varios técnicos municipales de
Carcaixent tras solicitar excedencia en su
momento, que ahora se habían reincorporado
como funcionarios a la oficina técnica
municipal; entre ellos el arquitecto jefe
del departamento de urbanismo del
ayuntamiento y uno de los aparejadores
municipales.
La consultora dirigida por
Cholvi había resultado adjudicataria de casi
todos los PAI que se habían tramitado en
Carcaixent y algún proyecto de edificio
público, estando asociada en aquel momento
con la promotora Llanera. Tenían el Plan
Parcial de Quatre Camins de tipo
residencial, el Barxeta 1 y 2 de uso
industrial, La Coma, también industrial y
ahora resultarían gestores del Sector 1
Boticari Bodí. Es decir, todos o casi todos
los que en ese momento se tramitaban y, sin
embargo, ninguno de los concejales críticos
había levantado un solo dedo para señalar
tan curiosa circunstancia, pero se revolvían
en contra nuestra. Este monopolio tenía una
fácil explicación, las buenas relaciones de
algunos ediles con Cholvi y con sus
ex-empleados, daba a estos concejales una
ventaja relativa frente al gobierno de Lola
Botella enfrentada con el arquitecto
municipal, hombre de confianza de Pla y
Navarro que le habían apadrinado en su
reincorporación, por lo que había que
machacar y desprestigiar cualquier otra
opción que les debilitase y muy
especialmente la nuestra.
Cierto es que Cholvi
resultaba un tipo encantador y con ese
aspecto bonachón que le facilitaba su
constitución pícnica, dejaba embobado a
cualquier bicho viviente, especialmente si
el bicho en cuestión tocaba la flauta de
oídas y escuchaba sólo una música, como
suele suceder entre los concejales. Era un
audaz emprendedor y todavía más atrevido
administrador, lo que derivó al final en una
gestión incompleta que junto con la caída de
Llanera, dejó embarrancados los suelos
industriales de Carcaixent por algunos
lustros, sin que tampoco se hayan oído
protestas de los susodichos concejales. Por
razones que no vienen al caso, el Consejo de
Administración de Carcaixent Nord S.A., le
retiró la confianza después de la
reparcelación y nos devolvió la dirección
técnica del PAI hasta su terminación.
Después de un cierto tiempo y antes de
desatarse la crisis, Inicias entró
prematuramente en concurso de acreedores.
Con el beneplácito de la
oficina técnica municipal, Inicias tramitó
un plan parcial mucho más densificado que el
nuestro para maximizar beneficios. Agotaba
las edificabilidades del Plan General
convirtiendo la variante norte de Carcaixent
en una simple calle de dos carriles en lugar
de la avenida actual de cuatro, solución a
la que tuvimos que regresar una vez
recuperado el control del proyecto de
urbanización. No obstante, como balance
positivo, conseguimos perfilar un acuerdo
reparcelatorio para obtener el solar
comercial, convenciendo a los propietarios
de que cedieran parte de sus derechos de
suelo en la ubicación terciaria con el
compromiso de vender a Eroski en su momento.
Con ello se satisfacían las expectativas de
la propiedad y se podía avanzar en el
proyecto. Pero la solución no era perfecta y
algunos se quedaron voluntariamente al
margen del acuerdo esperando agazapados el
momento oportuno para especular a costa de
los demás.
Aunque habíamos tocado fondo
durante estos meses, esto nos sirvió para
dar un fuerte empujón hacia la solución
definitiva.
Pasqual Vernich |