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Historia del centre comercial ER

Historia del centre comercial EROSKI

Capitulo 2 EROSKI EN CARCAIXENT

ÍNDICE 

 

LA CUADRATURA DEL CIRCULO (2)

Pascual Vernich

Las reuniones con los concejales de Carcaixent transcurrieron según lo previsto. Sus preocupaciones se centraron principalmente en la seguridad frente a nuestros vecinos y las consabidas declaraciones de protección al comercio local, aunque en la defensa de sus propios intereses los comerciantes lo tenían mucho más claro. La asociación del comercio local ASSECA pensaba que, puestos a tener la competencia de una gran superficie, más valía que estuviera en casa propia. Por otra parte los más avispados de entre ellos, sabían que el segmento del mercado del pequeño y gran comercio era diferente y en cualquier caso había que adaptarse.

 

Las reuniones eran una liturgia necesaria, adornada con los exabruptos de algunos pocos y vaguedades de todos sobre el mejor emplazamiento, pero todos sabían que no se podía perder esta oportunidad única. Cierto es que, a pesar de las primeras declaraciones impertinentes del amigo Conejero, su actuación en el salón de actos fue razonable y comedida, no como otros, y tuvo la valentía de excusarse tardíamente por estos y otros excesos hacia mi persona, lo cual le honra. El Bloc actuó con prevención y desconfianza hacia la propuesta, aunque con prudencia. Mención aparte merece la actuación de Victoria y Navarro, quienes marcaron su territorio para anunciar que la mayoría del Plenario municipal pasaba por un acuerdo con sus grupos. Pero, por suerte para nosotros, sólo con uno de ellos lo que facilitaba las cosas.

Aún siendo importantes las diferencias de expectativas de esta corporación con la de Alzira, el mayor contraste se producía por la propiedad de los terrenos a urbanizar. Mientras que en las dos opciones vecinas, Vilella y Huerto de Redal, teníamos la propiedad de los terrenos en contrato de cosa futura, en Carcaixent no teníamos comprometido ni un sólo centímetro de terreno cuando firmamos el convenio con el Ayuntamiento. Sólo teníamos una idea clara, debería ubicarse en el norte de la ciudad y en el extremo de la futura Avenida de la Ribera, enlace entre Alzira y Carcaixent todavía sin ejecutar.

Dado que la gestación del frustrado convenio con Alzira había consumido tres largos años sin éxito, la prioridad fue firmar un convenio de colaboración con el Ayuntamiento. Pero aunque la voluntad del gobierno de Lola Botella era mucha, el desconocimiento de la situación y la desconfianza inicial, llevaron a cometer algunos importantes errores que estuvieron a punto de hacer fracasar la operación.

Teníamos que operar a través de un agente urbanizador que a su vez estuviera comprometido previamente con la futura venta de los terrenos al centro comercial. Si esto no era así, todo lo actuado no serviría para nada pues corría el peligro de perderse en una especulación sin límites razonables. Nuestro candidato a urbanizador era la empresa CLASICA URBANA S.L. del Grupo Suñer, con la que habíamos iniciado el camino en Carcaixent, pero pronto se vio desplazada por la Agrupación de Interés Urbanístico, de tal forma que unos tenían el contrato con Eroski y los otros la gestión del suelo y la propiedad de los terrenos. Dos intereses difíciles de armonizar.

Los propietarios deberían comprender que sin el centro comercial sus terrenos no tenían mucho futuro y por otra parte, Eroski sabía que sin tener la seguridad de los terrenos no podía hacer nada. El Ayuntamiento sólo podía actuar de árbitro de la situación y tratar de aproximar posturas. A partir de entonces esto se convirtió en un verdadero encaje de bolillos.

Teníamos ante nosotros el famoso problema de la cuadratura del círculo.

Pasqual Vernich

 

 

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