Mi cliente, José Miñana,
me había encargado años antes la posible
legalización de unas parcelas en Valletes
de Bru. Era un hombre entrado en edad ya
a finales de los noventa y había sido
sacristán del mismísimo Xabier Arzallus,
cuando este oficiaba de cura párroco en la
Colegiata de Gandía. Tiempo después
sería mucho más conocido como presidente del
PNV.
El señor Miñana
prestaba a menudo servicios inmobiliarios a
las firmas EROSKI-CONSUM para
operaciones de alquiler o compra de muchos
de sus locales en la zona. Estábamos en
plena época de expansión de las grandes
empresas de distribución alimentaria dentro
de la llamada década prodigiosa. En este
contexto, a finales del 98, recibiríamos el
encargo de conseguir unos terrenos para la
implantación de un gran Centro Comercial en
la capital de La Ribera.
El encargo que recibí de
José Yubero, Jefe de Expansión de la
Zona Este de EROSKI, obedecía a unas
instrucciones precisas. Había que buscar
suelo en una ubicación idónea en la parte
sur de Alzira, ya que en el Norte se
encontraba la competencia, CARREFOUR.
Los terrenos netos, con una superficie
mínima de 60.000 metros cuadrados, debían
contar con buenas comunicaciones por
carretera. Por tanto cercanos a la
circunvalación de Alzira por la CV-50, y con
la máxima notoriedad o presencia para la
circulación rodada. Además mi trabajo
urbanístico pasaba por elegir una empresa
local que asumiera la gestión urbanística
del terreno, bajo mi dirección, hasta la
obtención del solar y las correspondientes
licencias del Ayuntamiento de Alzira y de
la Consellería de Comercio.
Por aquel entonces era
Alcalde de Alzira Alfredo Garés de
UV, militante escindido del PP, que ocupaba
la alcaldía de la ciudad como consecuencia
de una inefable coalición entre UV, PSOE,
BLOC y EU. Con esta unión impidieron que
Paco Blasco tomara posesión de la alcaldía
de Alzira después de haber ganado las
elecciones con el PSI, aunque en supuesta
conexión con Zaplana. Su concejal de
urbanismo era Pedro Grande, con el
que Garés intercambiaría funciones,
en similares circunstancias, en las
elecciones de Mayo para la legislatura
1999-2003. La voz cantante del urbanismo,
por decirlo de algún modo, la llevaba la
oficina técnica municipal, ante una
inexistente y errática dirección política en
esta materia.
Un panorama verdaderamente
confuso y desalentador, desde todos los
puntos de vista, para un proyecto de este
tipo. Pero así estaban las cosas.
Pasqual Vernich |