La fama es muy traicionera y no siempre justa. A los
burros y burras de la Comunitat Valenciana sólo les falta hablar y tener
un club de fans. La IV concentración de asnos que se celebró ayer en
la localidad de Carcaixent congregó a decenas de niños y mayores
dispuestos a adorar a uno de los animales más queridos y valorados por
quienes realmente los conocen.
Más de 60 ejemplares se dieron un eufórico baño de
multitudes que acabó, incluso, con la venta de dos de ellos a
entusiastas pequeños propietarios.
Pero la cosa no acabó ahí. Nadie quiso perderse la
oportunidad de disfrutar de una actividad que cuenta con listas de
espera, pues ya son cinco los ayuntamientos de la Comunitat que están en
la cola para poder disfrutar de su propia concentración de burros y
burras.
«Hay mucha afición y cada vez va a más. Queremos que
la gente conozca y pueda ver de cerca a estos animales que tienen muchas
cualidades, entre otras, el ser muy inteligentes, pese a lo que se
piensa», asegura Iván Camarasa, uno de los organizadores de este
encuentro de borricos.
Esta iniciativa que comenzó en La Costera ha
traspasado fronteras para deleitar «y sorprender sobre todo a lo mas
pequeños. Hay niños que les tienen miedo y no quieren subir pero cuando
dan el paseo ya no hay quien los baje. Están encantados, se hacen fotos
con ellos y pasan un rato muy divertido y diferente».
Rucios procedentes de Alfafar, Benetússer o Villena
participaron en esta marcha de promoción que trata de exhibir «a unos
animales tremendamente nobles, aunque un poco cabezones pero, eso sí,
nada tontos», asegura otro de sus defensores.
La afluencia de público en la carpa instalada y
durante los paseos y sesiones de fotos dispensados a los peludos
participantes confirmó a sus admiradores que los descendientes de
Platero no han perdido ni un ápice la simpatía del público.
Dos vendidos
La próxima cita de pollinos tendrá lugar durante la
segunda semana de diciembre en la población de Canals.
«Tenemos muchas localidades interesadas en acoger sus
propias concentraciones y hasta hemos vendido dos ejemplares, aunque no
es el fin de la exhibición. Pero sólo de ver la cara del niño que se lo
ha llevado a casa ya ha merecido la pena esto», subraya Camarasa.
El precio de estos ejemplares en el mercado está
entre los 400 y 500 euros si es macho y los 600 o 700 si es burra.
Además, su mantenimiento no es nada caro «porque cuesta más un paquete
del tabaco al día. Comen pienso, paja y son animales tan dóciles que es
una maravilla tener uno en casa». Ya saben. Poner un burro en su vida
nunca ha sido tan fácil.